De las mentes superiores

Portada » Muletillas

¿Entiendes?

Es cierto que la mayor parte de las veces se utiliza porque el uno está cabreado con el otro, y se quiere poner por encima de él en el variable ranking cotidiano de poder. Así, el uno se inviste de autoridad paternal (o a veces militar), es decir, se crece (nunca mejor dicho) echando mano de ese '¿entiendes?' cada dos frases, aunque para...


¿Te enteras?

Es decir, que ya se ha pasado de la entreverada fase del "no sé si es que yo no me explico o que tú no me entiendes", y se ha decidido que uno se explica muy bien (y lo que es más, aún se va a explicar mejor) y que el otro no se aclara, y al final, por las buenas o por las malas, se va a enterar. Desde luego, el que habla intenta...


¿Me explico?

Aparentemente resulta mucho más autocrítico, y por lo tanto más democrático que el '¿me entiendes?', porque es el hablante el que se cuestiona a sí mismo, pero precisamente eso le otorga aún más autoridad. Como muletilla no imaginamos que se trate de un pregunta real (¿he conseguido expresarme?), sino más bien de una certificación...


Entiéndeme

El 'entiéndeme' y el 'ya me entiendes' aunque literalmente signifiquen lo mismo que el '¿entiendes?', son muy otra cosa. Son una especie de muletillas de descargo, de justificación. Hay un ruego. Se está pidiendo comprensión, demandando o implorando un esfuerzo de indulgencia por parte del receptor. En un tono más suave...


¿Lo pillas?

Aparentemente en la misma línea están el citado '¿te aclaras?', el '¿lo pillas?' o el castizo madrileño '¿te percatas?' También es bastante provocador el ilustrado '¿lo captas?'
La diferencia con el 'entiéndeme' anterior radica en que, aunque aquí también se puede apreciar cierto guiño de complicidad, se está emitiendo una...


¿Sí?

Es quizás una de las muletillas más humillantes para el oyente. El que te habla establece una pausa tras cada frase para preguntarte directamente si has sido capaz de asimilarla correctamente y así poder continuar hablando sin que te extravíes por el camino. Normalmente interpretan velozmente tu silencio a dicha pregunta como una...


¿Ya?

Es aún más recalcitrantemente prepotente que el '¿sí?' Porque en este caso tu interlocutor te está dando tiempo para que tu pesada maquinaria mental alcance una mínima velocidad de comprensión. Te espera. Ralentiza su discurso lo que sea necesario para que no te quedes atrás, aturullado, confuso, ausente. Establece pausas de...


¿Vale?

Es lo mismo, sólo que en este caso se deja traslucir cierto colegueo. Se trata de un profe moderno, próximo, jovial, capaz de ponerse a la breve altura de sus alumnos.

El sábado pasado, que era el cumpleaños de Susana, ¿vale?, fuimos al Centro Comercial ése que han inaugurado hace poco, ¿vale?, y vimos una...


¿Cierto?

Es, desde luego, una pregunta retórica. Quiero decir, más retórica que las demás muletillas. Aquí estamos ya ante un profesor de lógica, en sentido estricto. O ante un Sócrates precipitado, que siempre parece que va a llevarte en su alocución hasta los ominosos límites del misterio del saber. En realidad más que otra cosa es adorno...


¿Me sigues?

Con complejo de instructor de boy scouts, monitor de senderismo, capitán de fragata o alguna otra figura paternalista portadora de brújula y sextante, el usuario de esta muletilla se pone en cabeza de cualquier expedición verbal-epopéyica (normalmente por decisión propia) y adopta la amable costumbre de volver de vez en cuando la cabeza...


¿O qué?

Aquí está el retador. Aunque lo cierto es que bajo ese aparente reto se trasluce una inseguridad profunda, un miedo a ser corregido constantemente por una voz más sabia. De ahí el, a veces, tono algo chulesco con el que se inviste la duda, que es formalmente una pregunta directa al interlocutor: ¿acaso tú puedes aportar un más acertado...


¿Y qué?

Ésta es más dura. Aquí ya no prevalece tanto la duda como en el anterior 'o qué', categorizada perfectamente por el disyuntivo 'o', sino que aparece más directamente el reto, la rebeldía. Si existe la duda (que existe), aparece superada por la voluntariedad del hablante precisamente mediante esta muletilla. Hay una reafirmación,...


¿No?

Semejante al '¿o qué?', destila inseguridad, duda y, en su grado más extremo, sumisión. Se podría decir que solamente es significativa esta muletilla (y puede serlo mucho) si se utiliza en la conversación de una manera exagerada, y más aún si surge especialmente en el hablante cuando se comunica con alguna persona en concreto, a la que...