Identidad Europea, Crisis Económica y nuevos Estados Miembros, el caso de Rumanía

Rumanía entra en la Unión Europea en el año 2007, junto con Bulgaria, en la última ola de ampliación. A tres años de la entrada en el espacio comunitario, se podría decir que los rumanos son los "ciudadanos más europeos" ya que en el año 2009 alrededor de 2 millones de ciudadanos rumanos vivían en otro estado de la UE siendo superados solo por Turquía, un estado no-europeo, con 2,4 millones. Rumanía representa la primera fuente más importante de migración intra comunitaria, seguida por Italia con 1,2 millones, Polonia, Portugal y el Reino Unido con 900.000 personas cada una (Migration News: 2010). Esto demuestra que los rumanos ven la integración en la Unión Europea como una puerta abierta para viajar y trabajar libremente en el espacio comunitario. Es un discurso pragmático que instrumentaliza el papel de la Unión, considerándola como una entidad que soluciona los problemas de las fronteras y que asegura el mercado común y la seguridad regional. Además de en los países del Este y Centroeuropeos, este discurso es también característico para el Reino Unido y los países escandinavos.
Del pragmatismo que caracteriza a los rumanos podríamos hacer responsable el hecho de que a cuatro años de su entrada en la UE, el 72% de los ciudadanos rumanos no conocen cuáles son sus derechos y responsabilidades como ciudadanos comunitarios y que el 71% de ellos ni siquiera conocen las instituciones europeas. La situación es como mínimo paradójica. ¿Cómo pueden los rumanos ser al mismo tiempo los ciudadanos más europeos de la Unión si no tienen ni idea sobre lo que eso implica? Esto se podría explicar a través de la apatía cívica en la que están inmersos y en sus valores contradictorios, ya que el 78% de ellos no se implican en los proyectos de su comunidad.
La construcción de discurso a nivel nacional sobre los rumanos como ciudadanos europeos está viciada por la relación entre los ciudadanos rumanos de a pie y sus representantes políticos, los responsables de generar este discurso. Es una relación agitada generada por la corrupción de alto nivel, la desconfianza mutua y las consecuencias de la crisis económica. La falta de una transparencia ha acarreado una falta de civismo y de cultura política, ya que Rumanía es uno de los países europeos con porcentajes más bajos en participación política (entendida a grosso modo como proceso electoral), pero especialmente en voluntariado tomándolo como un espejo de la participación de la sociedad civil. Siguiendo esta línea, ya que este año es el Año Europeo del Voluntariado, según un Informe de la Agencia Ejecutiva de Educación, Medios Audio Visuales y Cultura (EAC-EA), el porcentaje medio, de la participación en voluntariado en la UE es del 23%, de los cuales el 75% tienen menos de 34 años. Sin embargo, las diferencias entre los Estados miembros son importantes. En Rumania, el informe calcula un porcentaje de entre el 10 y el 20% de participación, especialmente en organizaciones ligadas a la Iglesia. Otro informe, en esta ocasión de la Agencia Nacional de Juventud de Rumania, baraja un porcentaje de sólo el 7%. La explicación de este comportamiento se fundamentaría básicamente en dos argumentos: las reminiscencias comunistas y el bajo impacto del voluntariado en la agenda pública rumana.
Rumanía es uno de los Estados miembros de la UE más afectados por la recesión económica. Esto determina un aumento del desencanto con sus representantes y una ruptura total entre los dos, cuya consecuencia es el aumento de la apatía social y política y la escasa participación, sea ella política o cívica.
Los problemas económicos suelen atraer todos los focos de atención y menospreciar el proceso de construcción de identidades y los códigos de valores, considerándolos demasiado simbólicos para nuestras pragmáticas vidas. Sin embargo, la gran paradoja que nos envuelve es que, pese a todo, somos seres sociales, animales políticos como decía Aristóteles, y sentimos la necesidad de pertenecer a un grupo, de identificarnos con algo. En función de esos valores, tomamos decisiones y actuamos tanto a nivel micro, como a nivel macro.
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