La inmersión lingüística dispara en Cataluña el fracaso escolar inmigrante

27/09/2011 - Inmigración - Abc -

La inmersión lingüística en Cataluña no sólo dificulta el aprendizaje de los castellanohablantes, sino que pone en grave riesgo de fracaso escolar a los alumnos inmigrantes que llegan a esta Comunidad.

La situación actual de la educación en Cataluña es delicada, ya que se insta a la Generalitat a que cambie de modelo de enseñanza,  instaurando el castellano como lengua vehicular.

La inmersión lingüística supone una traba para los alumnos extranjeros (inclusive para los latinoamericanos), que se encuentra con un idioma extraño que impide su correcto aprendizaje. El gobierno catalán reconoce esta realidad, pero defiende el modelo que han mantenido durante años alegando que la inmersión permitirá a estos alumnos progresar social y laboralmente en la Comunidad.

Informes como los PISA 2006 y 2009 constatan grandes diferencias en el rendimiento de los alumnos extranjeros con respecto a los autóctonos. Cataluña ocupa, junto al País Vasco, los primeros puestos en cuanto a desigualdad educativa entre estos dos grupos.

Cataluña cuenta con una comunidad escolar inmigrante del 12,9%, lo que ha supuesto que el número de estudiantes con problemas de aprendizaje aumente y que disminuya el nivel competencial general en las pruebas europeas.

Análisis de la OCDE revelan que la diferencia de rendimiento de alumnos nativos y no nativos es de 82 puntos, la más elevada de España. En su informe de 2006 ya revelaban que un 48,6% del alumnado inmigrante era incapaz de adquirir unos conocimientos básicos, frente al 15,5% de autóctonos en esta situación.

Además, el fracaso escolar inmigrante es muy superior en las niñas, de las que el 55% corren grave riesgo de fracaso frente al 16% de los niños que presentan esta situación.

Por último, informes de la Universidad de Girona revelan que serían necesarios 6 años de escolarización para que estos niños alcanzaran el nivel de competencias lingüísticas de sus compañeros nativos. Además, estos estudios cuestionan la eficacia de las aulas de acogida a las que llevan a estos niños antes de la inmersión.

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