Apaga y vámonos
Enpléase al ver que una cosa toca a su término, y también cuando se oye o ve algo disparatado o absurdo.
Para Sbarbi, el dicho proviene de una historieta andaluza, bastante irreverente, que, según dicen ocurrió en el pueblo de Pitres (Granada).
Dos sacerdotes se apostaron a quién de ellos decía la misa en menos tiempo. Y como el uno oyera que el otro, en lugar del Introibo ad altare Dei, empezaba diciendo el Ite, Misa est, le dijo al monaguillo: Apaga y vámonos.
Montoto, en Un paquete de cartas, atribuye la anécdota a dos sacerdotes que optaban a una plaza de capellán castrense.
Iribarren, José Mª; El porqué de los dichos. Gobierno de Navarra. Departamento de Educación, Cultura, Deporte y Juventud. Novena edición. Octubre 1996, pág. 106.