Estar a dos velas
Estar sin dinero; carecer de toda clase de recursos. Sbarbi, en su Gran Diccionario de Refranes, dice "parece proceder esta frase de que, como en las iglesias, después de terminadas las funciones religiosas, se apagan todas las luces menos dos que quedan delante del sagrario, y como éstas alumbran poco para el espacio tan grande de aquéllas (de las iglesias), puede decirse que quedan tristes y medrosas y, por lo tanto, se comprara con el ánimo del indivio que no tiene dinero".
No me convence esta explicación. Es muy posible que aluda al juego y al hecho de que antiguamente, en las timbas y partidas de naipes, el banquero solía actuar entre dos velas. En este supuesto dejar al banquero a dos velas o quedarse a dos velas quivaldría a dejarle al banquero sin un cuarto.
Iribarren, José Mª; El porqué de los dichos. Gobierno de Navarra. Departamento de Educación, Cultura, Deporte y Juventud. Novena edición. Octubre 1996, pág. 126.